El término resistencia
es fácil de asociar a duración, aguante. Desde el punto de vista de
la actividad física se puede definir como “la capacidad para
realizar un esfuerzo de mayor o menor intensidad durante el mayor
tiempo posible”. De esta forma retrasamos la aparición de la
fatiga y no se produce una pérdida apreciable de las cualidades
técnicas, si es que la actividad que estamos realizando requiere
esta cualidad. Podemos clasificar la resistencia en dos grandes
grupos:
Resistencia Aeróbica:
nos permite prolongar un esfuerzo de intensidad leve, que va a estar
marcado por un ritmo de pulsaciones cardiacas entre las 120 y las 160
pulsaciones por minuto, durante el mayor tiempo posible. En este tipo
de esfuerzos se produce el equilibrio entre el aporte de oxígeno a
nuestro organismo y las necesidades que tenemos.
Resistencia
Anaeróbica: nos permite mantener un esfuerzo de alta intensidad durante el mayor tiempo posible. El ritmo de pulsaciones en este tipo
de esfuerzos se sitúa por encima de las 170 pulsaciones por minuto.
El oxígeno que se aporta al organismo no es suficiente para soportar
el esfuerzo y se acumula una deuda que tendremos que pagar una vez
terminado el esfuerzo.
Cualquier deportista debe
trabajar ambos tipos de resistencia, por tanto nosotros también lo
haremos empleando los diferentes sistemas de entrenamiento que poco a
poco iré comentando en el blog.
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